Archivo Español de Arte 97 (387)
ISSN-L: 0004-0428, eISSN: 1988-8511
https://doi.org/10.3989/aearte.2024.1461

Rodés Sarrablo, Thaïs: Talleres retablistas e imaginería sacra contemporánea en Pamplona y su cuenca (1890-2018). Sevilla: Ediciones Universidad de Navarra y Editorial Universidad de Sevilla, 2021, 642 pp. ilus. [ISBN: 978-84-472-3094-5 (Universidad de Sevilla) y 978-84-313-3707-0 (EUNSA)].

 

Un prólogo de Monseñor Francisco Pérez González, arzobispo de Pamplona y obispo de Tudela, nos introduce a la lectura de esta interesante obra en la que se aborda, en conjunto, la imaginería y retablística de Pamplona y su cuenca a lo largo de los siglos XIX y XX, un tema que no es muy habitual encontrar en los estudios académicos, que abordan otras muchas cuestiones antes que la escultura religiosa y menos de los dos últimos siglos, que en muchas ocasiones ha sido denostada e ignorada.

La autora, con larga trayectoria en estudios de arte sacro, se ocupa, sin ningún tipo de complejo, del estudio de imágenes y retablos en Pamplona y su cuenca desde finales del siglo XIX y hasta la actualidad, y lo hace brillantemente. En el capítulo primero, que titula “Contexto y concepto. Aproximación al arte sacro contemporáneo”, articula tres aspectos, ocupándose del sentido y la funcionalidad del arte sacro y del arte religioso; de la Iglesia y el arte sacro y, por último, de los artistas, el público y el arte sacro, resultando muy interesante el apartado que titula “Artista cristiano vs. artista agnóstico”.

En el capítulo segundo hace una aproximación, que consideramos suficiente, de la Navarra contemporánea, en sus aspectos históricos, culturales, artísticos y religiosos, que contempla con un criterio cronológico desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. Y todo ello le sirve de introducción al tema concreto de su investigación: la retablística y la escultura navarra de la cuenca de Pamplona a lo largo de casi un siglo y medio, desde finales del siglo XIX hasta los años finales de la segunda década del XXI.

En primer lugar lo hace ocupándose de la retablística, con una revisión de su evolución desde el neomedievalismo hasta soluciones más contemporáneas, revisando la producción de los talleres que se ocuparon a lo largo de los años, superponiéndose en algunos casos, de la realización de estas máquinas arquitectónicas destinadas a embellecer y ocupar presbiterios y capillas laterales de muchas iglesias navarras. Entre ellos los talleres retablistas de Arteta Gorostiza; Artieda y Arteta; Eguarás e Isturiz, dedicando un especial atención a la importante obra del arquitecto pamplonés Víctor Eusa Razquín, cuya obra se caracteriza por su personal interpretación del art déco, de la que quedan importantes testimonios, en muchos edificios de Pamplona, y además el retablo de la Inmaculada en el presbiterio de la iglesia de los Padres Paúles, o el diseño del impresionante tríptico de la Asunción de María, de hacia 1932, en el oratorio de la Casa de Misericordia pamplonesa, cuya realización se debe al pintor Javier Ciga.

La importante y reconocible obra del escultor José López Furió (1930-1999), valenciano de nacimiento pero afincado desde su juventud en Navarra —convirtiéndose en los años sesenta en el gran escultor de dicho lugar, creador de la sacra imago, como lo define Rodés, que nos ha legado una amplísima obra—, está presente en la mayor parte de las iglesias y capillas de Pamplona. Su producción no solo trascendió a toda Navarra y a otras ciudades españolas sino que se encuentra también en distintas localidades de países americanos como Ecuador, Perú o Venezuela. Junto a su escultura personal —perfectamente identificable, en madera en color natural o con discreta policromía— va a llevar a cabo, siempre por encargo, la realización de algunas copias y versiones de esculturas, entre las que destacan sus “vírgenes románicas” de impecable ejecución, obras en las que colaboró con él el pintor Guillén, con ejemplares tan logrados como la de la parroquia de san Emeterio y Celedonio de Cizur Menor.

El estudio de los escultores navarros contemporáneos ocupa el capítulo VI de esta monografía, agrupándose los artífices en cuatro generaciones (1880-1900, 1920-1940, 1941-1960 y 1961-1980), tratando en la primera de ellas como único ejemplo del roncalés Fructuoso Orduna (1893-1973), autor de una importante obra y, aunque no sea la imaginería lo más abundante de su producción, destaca la ejecución del Cristo crucificado realizado en 1931 para la Hermandad de la Pasión. Se ocupará después de otros escultores correspondientes a posteriores generaciones cuya obra podemos contemplar en numerosos templos pamploneses.

Completa la parte dedicada al estudio de autores y obras con el capítulo VII, con las obras de artistas foráneos en Pamplona y su cuenca, de diversas procedencias y planteamientos estilísticos y técnicos, debiendo destacar entre los más antiguos al catalán Josep Llimona Bruguera, de estética modernista, del que puede contemplarse tres obras en la iglesia-panteón del Hospital de Navarra, en Pamplona: un Cristo en la cruz con ángeles en el presbiterio y dos relieves tallados en mármol blanco en 1917 con la Asunción de la Virgen y la Ascensión de Cristo. También, entre otros autores, destacamos al capuchino vasco Antonio Oteiza Embil —hermano del también escultor Jorge Oteiza—, del que queremos recordar sus Viacrucis y Vía Lucis, en bronce policromado, ambas obras de 2006 ubicadas en la parroquia de san Esteban, en Gorrráiz.

Finaliza el volumen con un texto que titula “A modo de epílogo”, en el que precisa la evolución de la retablística y la escultura religiosa estudiada en la monografía. Como complemento de su estudio incluye al final un “Listado de talleres retablistas, imagineros religiosos y escultores contemporáneos, y obras, en parroquias y conventos navarros”, además de transcribir 40 documentos “archivísticos y parroquiales” de notable interés y diez interesantes “entrevistas a artistas y párrocos”, finalizando el libro con un nutrido “corpus bibliográfico”.

Por último queremos destacar el magnífico conjunto de ilustraciones que contiene el libro, la mayor parte en color, que ayuda notablemente a la comprensión de sus contenidos. Un magnífico trabajo que aúna un estudio riguroso con un lenguaje claro y preciso y que debe ser recibido por la comunidad científica con enorme interés.