Archivo Español de Arte 97, 385
enero-marzo 2024, 1379
ISSN-L: 0004-0428, eISSN: 1988-8511
https://doi.org/10.3989/aearte.2024.1379
RECENSIÓN / BOOK REVIEW

Juan Calatrava

Universidad de Granada

https://orcid.org/0000-0003-2178-875X

Fernández Almoguera, Adrián (dir.). Madrid 1800-1833. Ideales y proyectos para una capital de la época de las revoluciones. Madrid: Ayuntamiento de Madrid, 2022, 344 pp. [ISBN: 978-84-7812-840-2].

El libro que aquí nos ocupa constituye el catálogo de la exposición Madrid 1800-1833. Ideales y proyectos para una capital de la época de las revoluciones, que pudo visitarse en el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque de Madrid del 27 de octubre de 2022 al 26 de marzo de 2023, comisariada por Adrián Fernández Almoguera, que es igualmente el coordinador de esta publicación colectiva y autor de una buena parte de los textos de la misma.

La obra y la exposición que se encuentra en su origen parten de la certera identificación de un problema historiográfico mayor de nuestra arquitectura contemporánea: la correcta caracterización histórica de la arquitectura y el urbanismo madrileños de las tres primeras décadas del siglo XIX en el contexto del panorama europeo. En los últimos años se han realizado notables avances en el conocimiento de este periodo, hasta hace bien poco difuso y de incómoda ubicación en su relación con fenómenos históricos de la relevancia del periodo napoleónico y la restauración absolutista. Este libro asume con coherencia lo esencial de las numerosas aportaciones recientes (algunos de cuyos autores están presentes en sus páginas) e impulsa a partir de las mismas una nueva tentativa colectiva de interpretación global.

El subtítulo de la obra es especialmente indicativo y bien escogido, porque alude a un triple eje de problemas. “Ideales y proyectos” nos remite a la importancia esencial para la historia de la arquitectura de lo pensado y proyectado al lado de lo construido. La alusión a la “época de las revoluciones” pone sobre el tapete la exigencia de insertar el relato de lo hispánico en la evolución europea contemporánea. Y, finalmente, la mención a la “capital” reconoce la especificidad de las capitales nacionales en el seno de la evolución urbanística del siglo XIX.

La obra se estructura en veintitrés capítulos divididos en cuatro secciones. La sección primera aborda el urbanismo madrileño del periodo en cuestión, con seis aportaciones. Carlos Sambricio, en continuidad con sus numerosos estudios previos sobre el tema, analiza la construcción de la nueva imagen de la capital en los inicios del XIX, con especial atención al Madrid napoleónico, que constituye también el objeto de uno de los capítulos de Adrián Almoguera. Este último aporta también un estudio sobre la relación entre arquitectura, espacio urbano y política monumental en el Madrid de Fernando VII. Las especificidades derivadas de la condición capitalina son objeto del análisis de Emilio La Parra. Carolina García-Estévez se ocupa de la arquitectura efímera en el periodo fernandino y, finalmente, Daniel Crespo estudia el papel de los arquitectos e ingenieros en la gestión urbana del Ayuntamiento de Madrid entre 1814 y 1833.

La sección segunda nos traslada ya de la escala urbanística a la arquitectónica, con un bloque de siete capítulos que analizan algunos de los episodios edilicios más destacados del Madrid del primer tercio del XIX. El problema de la arquitectura del poder es abordado en el texto de Adrián Fernández Almoguera sobre las propuestas bonapartistas para el Palacio Real. Otras tres contribuciones del mismo autor tienen como objeto el problema de la monumentalidad arquitectónica en el Madrid fernandino, analizando sucesivamente los casos de la Plaza y el Teatro de Oriente, la Puerta de Atocha y el monumento al 2 de Mayo. De las cuestiones relacionadas con el higienismo urbano se ocupa Carlos Saguar, que analiza el tema del cementerio moderno en Madrid en el arco temporal que va de Juan de Villanueva a Isidro Velázquez. Miriam Cera aporta un novedoso estudio monográfico sobre el episodio de la frustrada propuesta de un “Museo Fernandino” sobre un proyecto de Antonio López Aguado de 1814. Finalmente, Joaquín Álvarez Barrientos estudia una pieza esencial en la construcción de la imagen de Madrid: la conocida maqueta de la ciudad de León Gil de Palacio.

La sección tercera nos presenta, a través de ocho capítulos, una muy enriquecedora mirada comparativa con diversos casos europeos relevantes más o menos contemporáneos al Madrid fernandino en algunas capitales europeas (París, Milán, Moscú, Nápoles, Roma, Múnich y Londres) que en esas décadas afrontaban igualmente los problemas de nacimiento de las capitales modernas y sus exigencias de orden tanto material como representativo. Cada una de estas ciudades es estudiada a partir de un episodio lo suficientemente representativo como para condensar su problemática global. Se suceden así estudios sobre la evolución del área parisina de la Bastilla (a cargo de Basile Baudez), el Foro Bonaparte de Giovanni Antonio Antolini en Milán (Pierre Coffy), la reconstrucción de Moscú tras el incendio de 1812 y el Walhalla de Ratisbona y la Gliptoteca de Múnich (ambos a cargo de Guillaume Nicoud), el Foro Murat de Nápoles (Sergio Villari) o el proyecto de creación en Londres de una Royal Processional Route por parte de un John Soane lleno de admiración hacia París (Sigrid de Jong). La Roma de la Restauración está presente en dos episodios: el del Braccio Nuovo del museo Chiaramonti, estudiado por Adrián Fernández Almoguera, y el de la reconstrucción de la basílica de San Pablo Extramuros después del incendio de 1823 (Richard Wittmann). El conjunto constituye un valioso panorama comparativo sobre la Europa urbana de las primeras décadas del siglo XIX.

La cuarta sección de este libro incluye, por último, un único capítulo de carácter documental, de gran utilidad para futuros estudios: el informe sobre la investigación sobre la arquitectura madrileña entre 1800 y 1833 llevada a cabo en el Archivo de la Villa de Madrid por José Manuel Báñez Simón y Noé Varas Teleña.

Completan el libro tres apartados. Los dos primeros suelen estar presentes en este tipo de publicaciones pero adquieren aquí una relevancia poco habitual. En primer lugar, a cargo de José Manuel Báñez Simón y Noé Varas Teleña, una cronología muy bien estructurada, a la que recomiendo prestar atención porque contribuye con gran rigor a la contextualización histórica de los hechos estudiados. En segundo lugar, una exhaustiva bibliografía, que es una necesaria puesta al día de lo mucho que se ha escrito sobre estas cuestiones en los últimos años. El tercero es un apartado dedicado a la propia exposición, con la reproducción a pequeña escala de las piezas presentadas y un plano de la misma reflejando el diseño expositivo a cargo de Raúl Gómez Escribano, Jara Muñoz y Daniel Montes. Esto último es un aspecto muy destacable, ya que, por desgracia, estamos más que habituados a exposiciones cuyos catálogos omiten la información sobre el diseño de la muestra, perdiéndose así la importante memoria del modo en que un proyecto intelectual se plasma en un recorrido didáctico y museográfico.

Nos encontramos, en suma, ante un libro esencial no solo para la historia urbana del Madrid contemporáneo sino también, de manera más general, para el estudio de las transformaciones urbanas y el lenguaje arquitectónico en los primeros momentos de esa centuria que lo cambiaría todo.