Archivo Español de Arte 97 (386)
ISSN-L: 0004-0428, eISSN: 1988-8511
https://doi.org/10.3989/aearte.2024.1363

Sánchez López, Juan Antonio / Ramírez González, Sergio: La impronta de una familia. Los Asensio de la Cerda, escultores en la Málaga del siglo XVIII. Málaga: Fundación Málaga, 2023, 260 pp., 405 ilus. [ISBN: 978-84-09-47742-5].

 

Es creciente el número de investigadores que en los últimos años andamos empeñados en una renovación metodológica del estudio de la escultura barroca, especialmente andaluza, que entre otras propuestas ha suscitado el interés por la topografía de la producción escultórica y el análisis de los centros creativos de ese arte en territorio andaluz y su proyección en la propia región y en el exterior. La obra que aquí se reseña comparte esta misma inquietud con vocación informativa pero también reivindicativa, retomando aproximaciones anteriores a una dinastía de escultores de la Málaga del Setecientos, los Asensio de la Cerda, casi desconocida hasta 2006. Los autores de esta monografía publicaron entonces un artículo en el Boletín de Arte de la Universidad de Málaga que vino a dar luz a una prolífica saga y, sobre todo, a abrir una puerta a un conjunto de atribuciones convincentes para un crecido número de imágenes devocionales hasta entonces anónimas. En otra parte califiqué aquel primer estudio como “sorpresa historiográfica”, pero desde entonces el asombro no ha hecho más que crecer. Ambos autores, profesores del departamento de Historia del Arte de la Universidad de Málaga, son reputados investigadores en el campo de las artes plásticas de la Edad Moderna, con una amplitud de intereses que trasciende el terreno de la estilística, lo que ha favorecido el crecimiento y maduración del conocimiento sobre los Asensio que justifica este volumen.

Se inicia con una reflexión preliminar en el primer capítulo que hace balance historiográfico sobre el estudio de esta saga y de modo reivindicativo sobre los núcleos emergentes que compiten con las tradicionales escuelas andaluzas de Granada y Sevilla, como es el caso de Málaga. A continuación, los autores se aproximan a los escenarios de los Asensio en los dos capítulos siguientes. En uno (capítulo 2) se documenta minuciosamente el origen familiar en tierras murcianas, donde el patriarca, Pedro Asensio de la Cerda, ve la luz en Cieza, así como sus implicaciones sociales, aunque sin lograr precisar por el momento la fecha y motivo del traslado a Málaga. En el otro (capítulo 3) se ofrece un ponderado repaso a la historia de la escultura malagueña desde 1487 que contribuye en esencia a recuperar la memoria histórica de la propia Málaga y a poner el foco en esta dinastía, protagonista junto a Fernando Ortiz de un momento álgido en el Barroco malagueño, inserto en lo que los autores llaman la “Andalucía de las periferias”, cuyo análisis y valoración permite dibujar un panorama más real del siglo XVIII andaluz en el ámbito de la escultura.

En los tres capítulos siguientes se ahonda incisivamente en el arte de los tres artistas que conforman la saga, comenzando por una reflexión sobre la problemática del taller (capítulo 4). Partiendo de la ponderación de la experiencia de los obradores de escultura malagueños de época barroca, los autores plantean el taller como un escenario social y creativo, con vínculos familiares y desarrollos estéticos en paralelo, apuntando la singularidad de las obras firmadas de Antonio Asensio de la Cerda. En el siguiente (capítulo 5) se pormenoriza el análisis del taller familiar que concatena a Pedro y Vicente Asensio (padre e hijo) desde la ciudad de Málaga, evidenciando la importancia de esta ciudad como núcleo productivo de escultura. Un exhaustivo escrutinio de fuentes dibuja los perfiles de un taller barroco, las peripecias biográficas de estos artistas, sus alianzas profesionales, su proyección a Ronda y la serranía gaditana, y el lugar ocupado en el escalafón de artífices malacitanos. De él se desgaja Antonio Asensio, hijo y hermano de los anteriores, a quien se dedica un análisis segregado (capítulo 6), al instalarse en Ubrique. Se dibuja aquí un perfil biográfico completo y se intuye la labor de dinamización de la creación escultórica de la zona que el maestro malagueño pudo ejercer.

Finalmente se acomete una aproximación a la obra global de los Asensio, primero desde un punto de vista iconográfico (capítulo 7) y finalmente en un ensayo de catálogo (capítulo 8) que arroja luz al panorama informe de un buen número de esculturas en Málaga y en territorios donde su producción plástica se proyecta, alcanzando lugares tan dispares como la costa de Granada, tierras cordobesas y gaditanas, Melilla o Malta, amén de la propia Málaga. A través de este análisis se constata un sello propio, se repasan fuentes grabadas y se apuntan criterios estilísticos que avalan un sólido catálogo que, como bien expresan los autores, es una propuesta que a buen seguro se incrementará en el futuro. Llama la atención el hecho que se sugiere en este libro de que estos escultores policromaban sus propias obras, no habiendo evidencias de lo contrario, lo que aproxima los oficios de escultor y pintor y desdibuja sus fronteras gremiales en el momento final del Barroco. Igualmente, en el repaso estilístico e iconográfico que brindan deseo destacar la fuerte singularidad en el tipo de María Dolorosa, en el que alcanzan las más altas cotas de calidad y personalidad, lo que ha permitido ampliar el elenco de atribuciones de la saga, que atañe a imágenes relevantes en la religiosidad popular malagueña. En total se documentan o atribuyen cinco obras a Pedro Asensio, otras 18 a su hijo Vicente y finalmente se multiplica el haber de Antonio Asensio con 46 entradas, algunas de estas obras desgraciadamente desaparecidas o muy transformadas. Se completa el volumen con una reflexión final a modo de conclusión que esgrime el conocimiento adquirido en torno a la dinastía de los Asensio de la Cerda para reivindicar a Málaga como tercer gran núcleo artístico de la región, particularmente en el campo de la escultura, donde la nómina de artífices a lo largo de la Edad Moderna supera con mucho los dos centenares. Redondea en valor de la obra una cuidada edición profusamente ilustrada y exquisitamente maquetada, que patrocina la Fundación Málaga.

En consecuencia, esta obra se convierte en título imprescindible de la renovada mirada historiográfica de la escultura barroca andaluza que anunciábamos al principio. El mapa de las escuelas, de la producción escultórica, es el mapa también de la comitencia y comienza a reajustarse en el siglo XVIII andaluz cuando una demanda sostenida permita desarrollos locales o habilite talleres ‘nómadas’, lo que en cierto modo descentraliza la producción artística, polarizada en las escuelas tradicionales de la región. Núcleos emergentes como el malagueño, impulsado por la recuperación económica que representa la actividad comercial, ejemplifican la cuestión. En un estudio de caso, el de los Asensio de la Cerda, este libro es más que el análisis excelentemente documentado de una saga o un taller, con ser ello una valiosísima aportación al panorama de la historiografía de la escultura barroca en Andalucía: se convierte a mi entender en un ensayo comprensivo de la significación de un nuevo orden en la producción de las artes de este territorio, en los desarrollos iconográficos del Barroco tardío y en las líneas e implicaciones del mecenazgo de la época. Ello de paso permite ahondar en la significación de la escultura malagueña, su articulación en dinastías y talleres, y su proyección fuera del ámbito local e incluso regional, lo que los autores muy descriptivamente denominan “imaginería malagueña de exportación”.

Y queda campo por explorar. Se obvian en primera instancia aspectos materiales y técnicos de estas obras, cuyo estudio arrojará nuevos elementos de juicio en el futuro; renovados esfuerzos en la búsqueda documental, el trabajo de campo y la reflexión sin duda completarán una investigación abierta, así reconocida por los autores. Desde el rigor científico de esta obra ya se apunta la dirección futura con renovados objetos de atención, superando las escuelas tradicionales.