Archivo Español de Arte 97, 385
enero-marzo 2024, 1350
ISSN-L: 0004-0428, eISSN: 1988-8511
https://doi.org/10.3989/aearte.2024.1350
RECENSIÓN / BOOK REVIEW

Luis Sazatornil Ruiz

Universidad de Cantabria

https://orcid.org/0000-0002-1787-9205

Majluf, Natalia. Inventing Indigenism: Francisco Laso’s Image of Modern Peru. Austin: University of Texas Press, 2021, 245 pp., 59 ilus. / La invención del indio: Francisco Laso y la imagen del Perú moderno. Lima: Instituto de Estudios Peruanos, 2022, 348 pp., 74 ilus. [ISBN: 978-612-326-168-9].

No es muy habitual que la portada de un libro nos proporcione tanta información sobre su contenido, pero en este caso las sucesivas y cuidadas ediciones en inglés (Austin, 2021) y castellano (Lima, 2022) de la obra de la historiadora del arte e investigadora peruana Natalia Majluf permiten ya algunas primeras reflexiones. El título en inglés, Inventing Indigenism: Francisco Laso’s Image of Modern Peru, se transforma en castellano en La invención del indio. Aunque ambas mantienen la idea de la “invención” -al estilo de Hobsbawm-, se pasa del discurso (el “indigenismo”) al protagonista (el “indio”). Un cambio que la autora justifica en el prólogo a la edición en castellano y que considera “menos sustantivo de lo que aparenta” pues muestra la conexión entre el discurso indigenista y su símbolo, singularizado en la obra que ilustra la portada: Habitante de las cordilleras del Perú, obra del pintor Francisco Laso (1855).

Tras su formación académica en Boston, Nueva York y Austin y un largo período como directora del Museo de Arte de Lima, Majluf ha dedicado una parte importante de su actividad a estudiar el indigenismo, el costumbrismo y los símbolos nacionales peruanos. Gran parte de esas preocupaciones se sustancian en esta obra, que recoge su tesis doctoral, presentada en la Universidad de Texas (Austin, 1995) bajo el título The Creation of the Image of the Indian in Nineteenth-Century Peru: The Paintings of Francisco Laso (1823-1869), aunque “bastante transformada y actualizada”, como señala en el prólogo.

Combinando la historia cultural, los estudios visuales y la microhistoria, la autora nos presenta, a través de una selección de relevantes obras del pintor criollo Francisco Laso, un amplio mosaico político-cultural y un minucioso y matizado recorrido por el proceso de “invención del indio” como símbolo idealizado de un pueblo originario sobre el que se pretendían sentar las bases del Perú moderno. Entre las novedades del texto está el análisis minucioso de la estrategia visual de Laso, un caso tan particular como relevante para tomar distancia respecto a ciertas simplificaciones que a veces aquejan a los estudios, siempre complejos, sobre los procesos de “construcción” de las identidades nacionales. De hecho, una de las principales virtudes del libro es una densidad analítica y un amplio contexto historiográfico que permite extrapolar algunas de sus agudas preguntas, dudas y acertadas conclusiones al complejo mundo de la “invención” de los imaginarios nacionales surgidos del Romanticismo.

Ya en 1972 el historiador británico Hobsbawm señalaba que “ser miembro de cualquier comunidad humana es situarse en relación con el propio pasado, aunque sólo sea rechazándolo”. Desde entonces, los intrincados procesos de “invención” de las naciones modernas han sido objeto de atención por parte de las ciencias sociales. Con ejemplos tan dispares como las Comunidades imaginadas (1983) de Benedict Anderson -que ya dedica un capítulo a los pioneros criollos- o el Artilugio de la nación moderna (1998) de Mauricio Tenorio Trillo, se viene estudiando la construcción de las nacionalidades e identidades modernas como “artefactos” culturales.

En la obra de Majluf la cultura visual se convierte en el perfecto aliado para aprehender la laboriosa construcción de la identidad peruana, pues el ámbito artístico -como ya señalaba Unamuno- siempre es escenario primordial para la divulgación de los imaginarios nacionales. La autora se centra en un momento crucial del problema, ese “Perú moderno” al que se refiere el título, aunque, invirtiendo los términos de Gellner, entiende que, tras las independencias americanas, fueron las nuevas naciones las que engendraron las nacionalidades, y no al revés.

Al respecto nos recuerda que en toda América Latina surgió entonces la necesidad de una retórica costumbrista literaria y visual que permitiera una ruptura radical con la larga historia de las representaciones de pueblos indígenas desde la conquista. Fue entonces -afirma- cuando, para fundamentar las nuevas pertenencias nacionales, “el gaucho argentino, el huaso chileno, el llanero venezolano, el charro mexicano y la china poblana emergieron gradualmente de entre una masa de imágenes supuestamente descriptivas para asumir la función de símbolos nacionales, encarnaciones de los rasgos que distinguían e identificaban a nuevas etnias imaginarias”. Esta apropiación de la imagen moderna del indio entre las élites criollas se vinculó al surgimiento del concepto moderno de cultura y se popularizó en el arte, la literatura y la cultura política a través de un discurso indigenista “densamente racializado” y que permanece hasta la actualidad como eje del imaginario nacional en el Perú.

La invención del indio estudia meticulosamente ese proceso a través de las obras de Francisco Laso, aunque los mecanismos retóricos desvelados pueden ser aplicables a otros ámbitos, y ahí está una de los primeras y principales virtudes de la obra, bien contextualizada en el reciente giro historiográfico hacia el arte, la literatura y la cultura visual en el estudio sobre la construcción de los discursos nacionales. A partir de esa atenta y pionera lectura de las obras, la autora propone una nueva reflexión sobre los orígenes del indigenismo de principios del siglo XX, fundado sobre los símbolos e imágenes fijados por la generación de Laso. Como señala Majluf, la cosmopolita biografía del pintor muestra muy ejemplarmente “los ideales estéticos, la geografía vital y el universo cultural de las élites peruanas, cuya rápida inserción en el sistema capitalista global generó importantes fracturas internas”. Procedente de las élites criollas que llenaron el espacio político tras la independencia, era hijo de Benito Laso de la Vega -de rancio linaje castellano con larga tradición en el Perú colonial-, admirador de Bolívar y activo revolucionario, que de joven escribía bajo el seudónimo “El Robespierre peruano” y que después de la independencia fue diputado constituyente y ministro de los primeros gobiernos. Como en otros jóvenes de su generación, su formación como pintor en Europa supone una ruptura con los modelos coloniales, en un giro cultural que Majluf relaciona con los nuevos aires de “modernización” y “blanqueamiento” de las élites peruanas, ahora volcadas ya sobre la costa y, especialmente, sobre Lima.

En ese contexto y como afirma Majluf, el Habitante de las cordilleras del Perú que ilustra la portada es una obra fundacional en la construcción visual del indigenismo y a ella dedica el primer capítulo del libro: “El indio: imagen de la nación”. La obra, creada específicamente para la Exposición Universal de París de 1855, es producto temprano de aquel primer impulso a la construcción de imaginarios nacionales a través de la expresión artística (pintura, música, literatura, arquitectura…) que acabará encontrando en las sucesivas citas universales de la segunda mitad del siglo sus formas más elocuentes, entre pabellones, bailes y colecciones nacionales. La agenda política de la Europa colonial promoverá esas manifestaciones culturales del génie national y, en ese contexto, Laso se aplica en la construcción de los iconos identitarios del “Perú moderno”. De hecho, en la exposición de 1855, el Habitante hacía pendant con el Retrato de Gonzalo Pizarro y juntos, la imagen del indio y la del conquistador, “ofrecían una representación sintética de la nación”.

En el segundo -“El encuentro con el indio”- y tercer capítulo -“Imaginando la raza”- se analiza el proceso de asimilación e idealización de la población indígena, dentro de una estrategia criolla de aproximación y neutralización. Un análisis que culmina con el estudio de la obra Las tres razas (o Igualdad ante la ley) (c. 1859) y de las ideas de Laso sobre la nación y la coexistencia de la idealización cultural del indio con una asimilación que preveía el fin de la cultura indígena. Finalmente, Majluf concluye que la historia del indigenismo puede resumirse como una “narrativa de expectativas frustradas” que pone al indio “en algún lugar fuera del alcance, como un fantasma”. Una más de esas “fantasmagorías” de la cultura idealizadas, inalcanzables y estereotipadas que pretendían congelar en imágenes la realidad de una población indígena singular y diversa. Un libro, en definitiva, necesario, novedoso, honesto y vigoroso, que nos permite adentrarnos en el debate historiográfico sobre la nueva historia cultural pues, como concluye su autora, “la intensidad con la que las imágenes de etnicidad de Laso fueron desafiadas, disputadas y cuestionadas confirma la importancia de historizar los debates sobre la raza”.